los afectos palidecen
frente al silencioso sedimento
que deja el soplo de cada instante,
se diluye la acuarela de los dÃas vividos
y vuelve a escurrir en su esencia agua
para dejar nuestro espejo brillante
y sin conmociones.
que deja el soplo de cada instante,
se diluye la acuarela de los dÃas vividos
y vuelve a escurrir en su esencia agua
para dejar nuestro espejo brillante
y sin conmociones.