que fría esta lágrima que se posa en mi mejilla,

recorre y sostiene mi rostro 

deseoso por despedir la luz viva del mundo,

azul iluminada por una luna creciente 

sepulta mi cuello y me desgarra el alma,

que se arrodilla agradecido por las dulzuras

que se acongoja herido frente al dolor.

 me estrello en sus brazos

🪞

los afectos palidecen

frente al silencioso sedimento 
que deja el soplo de cada instante,
se diluye la acuarela de los días vividos
y vuelve a escurrir en su esencia agua 
para dejar nuestro espejo brillante
y sin conmociones.