busco descanso en el agua del tiempo,
mas aún sumergido en su dura sabiduría,
me pregunto si habrá 

en los brazos de otra persona
un hogar que nos vuelva a proteger

a mi perpetuo afecto
le ha dolido tanto,
que se despiertan
todas mis penas.

no entraría en esta calle
si no la cruzo de tu mano
¿sabes que lleva tu nombre
según la inscripción que practica mi memoria?

¿Cuántas hojas en tu jardín ,
siguen verdes como yo las vi?
Como la última vez
que agua les di.

ermita

mi querida ánima,
y el encogido cuerpo que mora,
desabrigada se revuelca
buscando la ventana
bajo la delicada sábana que la noche,
en un sueño,
ha envuelto.

en la orilla de mi mente
junto al río de las ideas
yace ahí la manito vacía
que sin aliento me pide sosiego
en noches de penumbroso descanso.

himno del querubín

apenado cruzaría el cielo,
con ojos de siervo,
si tomo la mano 

de tu corazón.

una sombra repleta de melodías.

el encantador silencio
que urgente se impone
y somete cada diálogo
al sonido de cinco miradas;
se ha sentido como momentos de horror
como la delicada paz
en los filmes de Hitchcock.